Descripción

Los vampiros "vivos", es decir, los infectados a este lado de la tumba, desarrollan siempre incisivos largos y afilados, orejas puntiagudas, pelos en las palmas de las manos y sobre todo mal aliento. El alimentarse de las esencias vitales de otras personas les da un aspecto de vitalidad rebosante, con labios y mejillas rojos, aunque esto puede desaparecer de cuando en cuando, si los intervalos entre un festín de sangre y otro son muy largos.

A veces se ha dicho que los vampiros pueden adoptar la forma de murciélagos pero es un dato incorrecto puesto que fue el vampiro el que dio el nombre al murciélago. El vampiro combina los atributos de los mortales y de los fantasmas, y es capaz de pasar libremente a través de cualquier obstáculo para convertirse en forma humana y llegar hasta el dormitorio de sus víctimas.

Jonathan Harker, un hombre de nacionalidad alemana, narra la situación en la que vivió al ver aparecer un extraño remolino de polvo que entraba en su habitación y luego se transformó en una voluptuosa mujer

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